miércoles, 6 de mayo de 2009

Música que suena a paz

Canta conmigo por la reintegración’, primer disco de desmovilizados que optaron por el arte.
Algunos de los que integran este colectivo sin igual, el grupo de la paz y de la reconciliación.
En este proyecto lo menos importante es la música. Lo significativo es lo que está detrás del sonido. Más allá de un trabajo discográfico y un concierto de lanzamiento, lo relevante es indagar sobre las historias de estos artistas, establecer sus potencialidades y diagnosticar el ímpetu de doce personas que encontraron un camino alterno en el arte.
Buenas voces se escuchan una y otra vez sobre la tarima, sus condiciones escénicas no son aún las óptimas pero sus cualidades como seres humanos son fuera de serie y por eso, con valentía y arrojo, son capaces de cantarle a Colombia con la convicción de conquistar el mundo entero.
“Yo canto para que no haya guerra. Aquel fusil que tanto me acompañó lo cambié por la guitarra y con ella hice esta canción”, manifiesta Daner Martínez, un joven para quien no importa si es uno de los ocho desmovilizados de los paramilitares o guerrilleros del país o sí está dentro del grupo de cuatro personas en condiciones de vulnerabilidad que se vincularon a este proyecto llamado Canta conmigo por la reintegración. Para él, así como para los demás, la música fue una suerte de tabla de salvación que le dio la posibilidad de vivir sin rencores y sin remordimientos.
Sus experiencias impregnadas de instantes trágicos y sus vidas ligadas a la violencia desmedida son, después de dos meses y medio de proceso artístico, motivo de inspiración de sus canciones.
El conflicto ya no forma parte de sus entornos y su mayor deseo es mostrarles a todos aquellos obstinados que insisten en el camino armado, que el arte siempre es el mejor camino. “Qué triste es vivir en la violencia, sólo en mi pueblo se oía disparar”, afirma en su canto entonado Ferney López.
El vallenato comanda los gustos de estos hombres y mujeres. El estilo impuesto por Jorge Celedón es la constante en sus interpretaciones. Sin embargo, las composiciones reflejan su condición vulnerable, y tanto en este ritmo caribeño como en la música norteña o en la salsa, el elemento común es la crudeza de lo vivido. “Porque yo quiero la paz para Colombia” parece ser la consigna generalizada de este grupo de talentos que encontró en el respeto por la diferencia su máxima fortaleza.
“Lo come todo el mundo y pide más y más y sólo se consigue en la tierra de Urabá”, dice Aníbal Antonio Agamez, un antioqueño carismático que motiva las participaciones de sus demás compañeros haciendo gestos de aprobación con los dedos.
Aníbal Antonio, junto a Daner Martínez, Sonia Delgado, Luis Alfonso Castaño, Cecilio Valdés, Néstor Escobar, José Ángel Lemus, Lida Cortés, Julio César Tabares, Brayan Gaviria, Ferley López y Sara Morales, integran un colectivo sin igual, pues es el grupo de la paz y de la reconciliación.
Con el apoyo incondicional de artistas como Fonseca, Juan Carlos Coronel y Moisés Angulo y la tutoría permanente de la maestra Paula González, estos músicos en formación lanzan hoy su primer disco: Canta conmigo por la reintegración, un sueño hecho realidad para, como dicen ellos mismos, ser “la voz que le cante al oído de todos los que aún siguen perdidos”.
Sergio 4ºD

1 comentario:

  1. Noelia Núñez Chiroque 4º C13 de mayo de 2009, 19:54

    Me parece muy bien que este grupo de personas haya decidido unirse por una razón de paz, después de todo, ellos no decidieron entrar en una guerrilla, ni hacer daño a gente que no conocían de nada. En un momento determinado de su vida fueron obligados a luchar, algunos con tan sólo doce años, los llamados niños soldado. Por si alguien no sabe del tema (aunque resulte algo evidente), aquí le dejo una canción de Ska-P muy emotiva respecto a los niños soldado: http://www.youtube.com/watch?v=quFylqsn2l8&feature=related
    Por cierto, creo que hubiera estado bien poner un video del tema que ha expuesto, aquí dejo un enlace: http://www.youtube.com/watch?v=5jJid3pPLmo
    En definitiva, que me parece una buena idea para crear vínculos entre los que un día pudieron estar enfrentados. Todo el mundo tiene derecho a ser perdonado, además con ello aprendieron verdaderamente que la guerra no es solución a nada.

    NOE..RckHH

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